Análisis Capilar

178  ANÁLISIS CAPILAR

La temperatura de la sala donde se realice ha de ser cálida aunque sea época estival. Obviamente, y como todo el resto del salón, el lugar del masaje debe estar absolutamente limpio y desinfectado. La lencería debe ser de usar y tirar o estar perfectamente limpia, do- blada y preparada para su uso personal. Después de la utilización, debe ser retirada para tirarla o para la lavandería. 2.2. La preparación del cliente Cuando ya tenemos el espacio perfectamente acondicionado, proce- deremos a acomodar al cliente: le daremos asiento, normalmente en un taburete ergonómico donde pueda apoyar la cara en un reposaca- bezas, los pies en un reposapiés y los brazos a una altura no muy baja para que no se le baje la piel y se duerman. No debe llevar ningún tipo de joya ni complemento o abalorios en el cabello y le ayudaremos a quitárselos y guardarlos mientras dura el tratamiento. La zona en la que apliquemos el masaje debe estar libre de cualquier tipo de adorno, ropa, complemento o maquillaje. El profesional debe evitar hablar durante el masaje para no interrum- pir la concentración y relajación del cliente, pero sí debe hacerlo antes de que empiece, que es el momento exacto en el que va a explicar qué tipo de masaje le va a hacer, qué va a sentir y los beneficios que obtendrá después. Antes de comenzar el masaje nos lavaremos las manos con agua y jabón y nos las desinfectaremos según los protocolos de la COVID-19. Después nos las frotaremos para calentarlas; de ese modo, el pacien- te no sentirá unos dedos helados trabajando sobre su piel. Para proteger la salud del profesional, debemos trabajar en una postu- ra en la que no forcemos ni los riñones ni la espalda. La altura del asiento del cliente debe ser la adecuada para que no tengamos que agacharnos. Nuestras manos deben ser hábiles y hacer las maniobras con pre- cisión, pero suficientemente sensibles para no hacer daño y poder medir la intensidad y la técnica que se ha de aplicar. Al principio del masaje es muy bueno que se pregunte al cliente si le parece suficien- temente fuerte o suficientemente flojo, y debemos evitar a toda costa movimientos bruscos y repentinos. No perdemos nunca el contacto con el cliente y, mientras dura la sesión, para cambiar la posición debemos siempre mantener las ma- nos puestas encima del cuello, frente, cráneo o lugar donde estemos trabajando. Se ha de tener en cuenta que la mayoría de los clientes dejan caer el peso de la cabeza para que el masajista pueda realizar los trabajos sin ningún tipo de tensión de hombros, cuello o cabeza.

RECUERDA QUE Cuando una persona se tumba o está quieta durante mucho tiempo su temperatura corporal tiende a descender.

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